Desde López Torrijos y Montalvá, queremos inaugurar un nuevo apartado en nuestro blog por el que os daremos una serie de consejos psicológicos que creemos que os vendrán muy bien tanto en el terreno personal como en vuestra vida profesional.
Aquí vamos con el primero de los que iremos publicando próximamente, en el que te daremos una serie de pautas sobre cómo reaccionar ante un ataque verbal.
¿A quién no le ha ocurrido el hecho de quedarse en blanco ante un ataque verbal y reconocer la respuesta minutos después? ¿Cuál es entonces la mejor manera de reaccionar? Si eres una persona tímida, demasiado cortés o algo atropellada, no te obceques en callar al contrincante con una frase tajante, pero tampoco desistas ante las gracias que el prójimo hace a tu costa. Lee con detenimiento estas seis claves para ganar la batalla verbal en las situaciones cotidianas, ésas en las que las expectativas del agresor se cumplen porque te exaltas, te vuelves insolente, te quedas mudo o muda y te retiras.
¿A quién no le ha ocurrido el hecho de quedarse en blanco ante un ataque verbal y reconocer la respuesta minutos después? ¿Cuál es entonces la mejor manera de reaccionar? Si eres una persona tímida, demasiado cortés o algo atropellada, no te obceques en callar al contrincante con una frase tajante, pero tampoco desistas ante las gracias que el prójimo hace a tu costa. Lee con detenimiento estas seis claves para ganar la batalla verbal en las situaciones cotidianas, ésas en las que las expectativas del agresor se cumplen porque te exaltas, te vuelves insolente, te quedas mudo o muda y te retiras.
1. Rebota el comentario. Enfréntate a sus frases poco constructivas y pregúntale sobré qué entiende por lo que te ha dicho, así se verá a razonar ese comentario y mientras tú ganas tiempo para pensar en cómo comportarte.
2. Ignora el ataque. Permanece mudo/a y responde con el lenguaje corporal. Después del comentario mira a tu agresor con los ojos abiertos, como si tuvieras delante a un extraterrestre y sin pronunciar ni una palabra.
3. Responde con brevedad. No hace falta nada más que unas pocas palabras como “no me digas”, “ya veo”, “vaya”, “vaya”, para anular un ataque sin grandes esfuerzos, nada más.
4. Confúndele con tu respuesta. Existe un principio de comunicación sencillo: todo lo dicho tiene algún sentido. Si contestas al ataque con una frase, que esté fuera de contexto, desconcertarás a tu agresor.
5. Demuéstrale que el problema lo tiene él o ella. Nadie puede comunicar algo sin revelar una parte de sí mismo o de su estado de ánimo. Concéntrate no en lo que dice sino en cómo lo dice. Si contraatacas demuestras que te has tomado en serio sus palabras.
6. Y por último, cambia de tema. Así de fácil.
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